jueves, 16 de agosto de 2012

All we are


While you're reading...




Podría dibujar mi corazón en palabras. ¿Sería capaz? Sería capaz de escribirte. De crearte, de sellar tu silueta aprendida sobre el vaho en blanco de un cristal y colmarla por dentro de fotogramas  medio sonámbulos y descoloridos, de las últimas imágenes que palpo con torpeza instantes antes de dejarme caer sin violencia de rodillas frente al sueño. Y de mis sueños. La llenaría de los gritos mudos que vibran en mi interior, silenciosamente. De olores y complicidad. De confidencias; de esa mirada mía que es tuya. La llenaría de voz, de la luz palpitante de un latido y de sonrisa. Y puesto que esta amalgama de alientos perdidos nace y muere en ti, te pertenece. La llenaría también de mí, de mi música y mi creatividad; así lo más íntimo que me ha erigido a lo largo de la vida, mis pilares, desatinos y corduras, las vivencias que hacen que sea tal y como ves, las encierres en ti, como un susurro secreto. Adonde sea que tus inquietas ilusiones guíen tu valiosa presencia.
Quizá sería capaz de crearte y menos capaz de escribirte. De colmar tu silueta de todas esas cosas hermosas y fortuitas salvo de letras. Tal vez otros lo resuman todo en mi lugar.

Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo. G.G.Marquez 

Otro vaho en el cristal ya no está en blanco, no aguarda. Mi silueta ya se ha definido. Espera plena, paciente, pero con lugar para todo aquello que puedan traer las hojas jóvenes, esas que aún crujen de vida y verdor, y que son arrastradas por vientos que esperan su hora para ser el impulso en nuestros pulmones. Pero hoy es ahora; está henchida de ti. Conoces mi silueta, frecuentas sus rincones: son esquinas donde se atesoran retazos de todo lo que tú eres en tu peculiaridad, y yo cautelosa y sagaz  los recopilo; encajo los que he robado. La figura que han forjado es preciosa. Desde cada una de sus perspectivas.

It’s only love, it’s only pain
It’s only fear that runs through my veins
It’s all the things you can’t explain that makes us human…

Aprópiate de mi silueta, sigue coloreándola con briznas de lo que una vez te condujo a ser quien ahora eres. Diséñala con retales de tus invenciones, tu idealismo y tu ensueño. Llénala de los pedazos almibarados de realidad que hace tiempo compilaste para mí y que ahora me lleva a sonreír con el corazón por aquello en lo cual esa realidad llegó a convertirse…



una existencia.





jueves, 3 de mayo de 2012

Silence


 While you're reading... 





Escribir es una de las actividades más solitarias del mundo. […] miro hacia el mar desconocido de mi alma y veo que hay algunas islas en él, ideas que se han desarrollado y están listas para ser exploradas.
Entonces cojo mi barco –llamado Palabra—y decido navegar hacia la que está más próxima. En el camino me enfrento a corrientes, vientos, tempestades, pero sigo remando, exhausto…

Se planta delante de mí la duda de si estas palabras son mi refugio para defenderme de un hambre voraz de comprensión hacia mí misma o si sencillamente son ellas las que se creen con la licencia de arrojarse atropelladamente, entendiéndome más a mí de lo que yo las entiendo a ellas. Hallo muchas islas ahí dentro expectantes por ser exploradas. Pero una bruma endurecida me impide divisarlas con claridad y aproximarme a ellas. Tal vez sea humo, algo arde salvajemente ahí, ahí dentro. 

Ni siquiera sé dar rienda suelta a lo que en ocasiones deserta con descaro encarnando gotas libres, nublando no sin un gran alivio, a pesar de todo, una mirada algo perdida y desconcertada. Esas mismas gotas tibias paulatinamente apaciguan las llamas avivadas por un viento infecto, peligroso; se alza y rige con un vuelo desenfrenado que se desliza en forma de garras de negra quimera, desconociendo si algún día lo hará o no entre los fríos resquicios de acero de una verdad.   


— ¿Eso incluye sufrir por amor?
— Eso lo incluye todo. Si el sufrimiento está ahí, entonces mejor aceptarlo, porque no se va a ir solo porque tú finjas que no existe. Si la alegría está ahí, también es mejor aceptarla, incluso con miedo de que se acabe un día. […] ¿Por qué me preguntas estas cosas?
— Porque estoy enamorada y tengo miedo de sufrir.
— No tengas miedo; la única manera de evitar ese sufrimiento sería negarse a amar. 


Párrafos subrayados con líneas torpes a lápiz de un libro arrugado y viejo, vencido por el abuso de interés, por el afán de sonsacar los mensajes en clave, desgastado porque ya cumplió con la función de su existencia. Con solo abandonarse al sonido dócil del roce de sus hojas livianas, con dejarse ahogar por la irrevocable atracción de ese murmullo, se abre sin dilación el paso a todo cosquilleo por conocer. De un carácter tan fácil… Y sin embargo, aquello que irremediablemente mi naturaleza ciega necesita reconocer segura entre sus dedos, aquel auténtico anhelo que reposa en lo más hondo se resigna a, aferrado a las faldas de una confianza y una fe viscerales, esperar vehemente la mínima señal para aliviar las heridas y saciar su sed. Esa naturaleza dormita aguardando perseverante esa cercanía cálida, mientras entre sueños fabrica gráciles susurros: arrímate…

If ever there where someone to keep me at home it would be you...
 
Con el mismo trazo inestable del niño que aprende a escribir, coexiste con el error el esfuerzo intrépido por volver a perfilar aquellas primeras letras temblorosas, inentendibles, agonizantes. De erigir con ellas palabras que el arranque de corregir, de nacer, quiere concebir.  Y en la misma hoja, sucia por los borrones difuminados, se puede perfeccionar esa caligrafía; sí, en la misma, de modo que así aprecie desde la autocrítica qué es aquello que debo pulir con ahínco. En la misma hoja para que no haya nada que calcar…


 A mind full of questions and a teacher in my soul...

Y volver a escribir sin descanso ese no, célebre de no hacer más que alimentar ambiciosamente esa sombría represión, esos miedos que en el baile de la soledad atormentan, esa envolvente inquietud de corazón que acecha como lobos ávidos de ese mismo corazón, que aúlla más fuerte que ellos. 


No

Vuelvo a escribir ese No dibujando esta vez de un solo gesto una serpenteante letra al final, como un desafío que todo lo enmienda.
En una y mil hojas sucias, hojas nuevas, hojas a cuadros, a rayas, hojas enzarzadas en un diario. 



Nos


Calcaré solo esas tres letras unidas…








sábado, 31 de marzo de 2012

When putting yourself in your shoes


While you're reading... 



Como de costumbre, una noche más para recrearme salpicando letras. En la quietud vibrante de la madrugada, todo comienza. Todo parte de ese silencio expectante, cada nacimiento tiene lugar fruto de esa ceguera intangible, el sol, la vida misma, las palabras. El origen, el primer rastro y el último desde el mismo punto de partida. De la negrura solo es la luz quien aguarda brevemente con el valor de echar a caminar. Oscila su parpadeo con timidez curiosa antes de adquirir confianza y, con una inclinación de cabeza, extender los brazos, las palmas desnudas y descaradamente descubiertas a ambos lados de su cuerpo desenfocado, concediendo lucidez y esperanza en derredor. Y en medio de la oscuridad más espesa, es donde la sola raíz del primer reflejo que brota resplandece con un brío más lustroso. Todo mana de las sombras de una noche.

En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.
Khlalil Gibran

En esta habitación que hoy me ampara, es el reloj el único delator, mudo me anuncia la suma de los minutos que se suceden ordenadamente, constantes. Los días borrosos amontonados en una pila envejecen grisáceamente y cumplen años, como nosotros. El tiempo, severo, no indulta un segundo. Nuestro tiempo se culpa a sí mismo de un color polvoriento casi imperceptible hoy y todo aquello que los días cargan quejumbrosos a la espalda se bifurca en situaciones a las que plantar cara de un modo u otro. Oportunidades para concebirnos de nuevo. Para prestar atención a esa otra voz imponente y guarecida que hace preguntas, y a la que se es incapaz de embaucar.  Ese susurro me interroga cada día el por qué de mis pautas, me solicita comprensivo explicaciones y yo no puedo negarme a ofrecérselas, aunque en ocasiones las respuestas no sean fáciles de admitir. En numerosos capítulos, ese rumor intrínseco ha conseguido encauzarme en veredas de reflexión en lo más interior de mí misma, atreviéndome a declararle con toda franqueza y no sin cierta suspicacia todos mis secretos; siempre consigue ver a través de mí y las mentiras son para ella puramente caducas. 

¿Quién es ella? ¿Soy yo? En verdad, creo que ella no es más que el flanco más obstinado y sensato, astuto y perspicaz de esa identidad con la que estoy cumpliendo. ¿Mi cara más racional y matemática? ¿Antagonista del perfil más visceral? ¿Se trata de una antítesis o no es más que una de las piezas que tejen esa dualidad instintiva? ¿Tengo que llegar a una respuesta certera? ¿Puedo? Más bien, no. Mejor me limito a derramar un diálogo sin salida conmigo misma, alcanzando como único desenlace que no hay duelo más arduo e interminable que el que persiste cuando, en mitad de la soledad, el rival se presenta desafiante al otro lado del espejo.

If I keep holding out
Will the light shine through?
Under this broken roof
Its only rain that I feel
I’ve been wishing out the days
Come back…

Cada día ofrece todas aquellas señales que esperamos encontrar, aquella contraseña que nos descifre el mensaje que nos revele el camino a seguir. Pero cuando se muestran tendidas ante nuestros ojos decidimos decantarnos por la cobardía y la conformidad, y esa ignorancia asume el papel de barrera para reconocer las pistas no tan secretas. Solo hay que callar y percibir el sonido del manantial fresco que perseguimos cuando el calor sofocante alterna entre la existencia y el delirio. Sin embargo, no son más que unas trazas que inspiran la respuesta ya sembrada en lo más oriundo del palpitante espíritu, a caballo con el albedrío innato de ejercer de guía de nuestro propio ritmo y destino. 

Asomada a la ventana, desde donde se encuadran monumentos visitados por más de medio mundo, tomo conciencia del tiempo y el espacio, sintiéndome casi tan pequeña como cuando las estrellas terminan por gastarse de tanto ser contempladas. Mimada en mi propia quimera, deambulo por las calles de París desembalando rincones y hallando mi propia esencia a cada paso. Blanco de algunas miradas perecederas, desconocidas;  forastera y anónima, libre entre la indiferencia de la corriente de pasos, raspando el placer. Doy rienda suelta a esa conversación disfrazada de silencio hasta que todo el mundo enmudece ahí dentro y me parece sentir una aguja que no duele, un calmante…

But the strangest thing today
So far away and yet you feel so close
And I’m not gonna question any other way
There must be an open door
For you ­–to come back

Como sirviéndome de una red, logré que con la cámara aquella sonrisa quedase apresada en una fotografía, en el preciso instante en que ese alborozo cruzaba fugazmente, como un rayo, sus ojos transparentes, mientras al fondo las gélidas olas del mar se arrimaban y retrocedían enseguida dubitativas y arrepentidas una vez y otra. Una pieza más de las constelaciones dispersas por estas paredes, ocupa un lugar junto a todas las demás, pero es inútil engañarme. Puedo rodear esa fotografía de todas las demás, puedo abandonarla entre todos los tiestos de este cuarto. Siempre es la primera con la que tropiezo porque debe ser la primera que quiero encontrar.

Su voz se apaga y ya ni siquiera llega a mí el sonido de su atmósfera, y tontamente aprisiono el teléfono como si ese fuese el modo de traerlo de vuelta. Mis ojos se cierran por no contemplar su ausencia, mi carencia. 

And every night when I’m waiting for
The real possibility that I may meet you in my dreams
Sometimes you're there and you're talking back to me
Come the morning I can swear that you're next to me

¿Pretendía escribir sobre ello esta noche? No. No guardaba más intención que la de apoyar no solo la cabeza, sino sobre todo el corazón, en el regazo de las letras y consentir que uniones dispares contasen alguna sensación novedosa, que fuesen las palabras quienes me eligiesen a mí. Quizá por ello, por confiar más el peso del corazón, mis palabras descubran lo que de hecho revelan. O quizá la verdadera importancia resida en aquello que solo se deja entrever entre líneas, todo lo que no puede ser pronunciado.  La certidumbre que hoy late y que podría no haber retumbado nunca con su primer latido. Un camino muy diferente, dos vidas divididas y jamás convergidas en el mismo vértice. 

I need you, come back, come back…




Una posibilidad que, afortunadamente, desconoceré por siempre…







sábado, 18 de febrero de 2012

Sleeping by myself

While you're reading... 


 
El comienzo de la alianza calculada de letras escogidas deliberadamente en el final de la canción. Melodías que conozco y predigo mejor que a mí misma, que marcan a fuego sin dolor pero con el mismo calor que se eterniza bajo la piel, cuando nadaban entonces en la atmósfera, a la par del vuelo de pensamientos secretamente encerrados bajo llave y de ideas ondulantes sin dueño ni rumbo fijo. 

Ella sueña con despertar en otro tiempo y en otra ciudad…

El rosa agradable y helado se derrite en el calor que nace entre mis dientes, topándome con trocitos deliciosos y mudamente celebrados de fresas. Suelto la cuchara fresca con un ruido sordo sobre el descuido de papeles que protegen la superficie de la mesa de las gotas que se condensan del hielo adherido. Sigo escribiendo, deteniéndome transitoriamente cuando se me antoja un poco más de ese frío dulce, y dedico miradas momentáneas pero pensativas a esa única cuchara, sola. Cojo por sorpresa a mi mirada fija y expandida, desenfocada, contemplando sin ver aquello que mil y cientos de kilómetros pelean por obstaculizar, aquello incrustado entre mis aún ligeros párpados que se juntan dócilmente y de nuevo se vuelven a aislar, con la dulce delicadeza propia de los últimos dedos de las manos de dos almas gemelas que se distancian en contra de su voluntad, mientras el tiempo y las huellas en la nieve persiguen su curso inmutable. 

Estas no son mis primeras palabras aquí escritas a ella. Tampoco serán las últimas. De una forma o de otra, siempre hay algún rinconcito impregnado de ella cada vez vuelvo a sentarme a escribir. Está en mí, hace saltar sus rizos desenfadados y enmarañados en mis recuerdos y en mis fotografías.  Tan pequeña y ligera, las notas de nuestras canciones preferidas le permiten sentarse encima de ellas y dibujar con el dedo en el lomo de cada una multitud de sonrisas contagiosas, con los colores que siempre transitaban nuestro hogar. Gran parte de mi hoy, palpitante existencia; así también de mi ayer, reflejos tan claros como el que el espejo devuelve, y reflejos difusos cuyas piezas más gastadas son quizá inventadas por la memoria para suplir los vacíos de nuestra historia. Expandimos el puzle hacia nuestro horizonte y juntas colocamos las piezas esparcidas, a veces después de reflexionar largamente, a veces incapaces de osar desobedecer a nuestro puro instinto. Pero sea como sea, sus razones brotarán espontáneas de mi boca en el mismo instante en que mis sueños sean adivinados por sus ojos. 

Mientras desnudo el ruido de mi mente saber que estás ahí me hace más fuerte…

Su presencia me riega con una sosegada autenticidad, donde el miedo no tiene ni hora ni lugar reservados. Ni siquiera temor a que de súbito quiebren mis alas; así ahogada bajo una ola asfixiante alcanzo avariciosamente sus huellas, conozco dónde aguarda esperándome para restaurar los trozos y, con su fe sin condiciones, recomponer pacientemente mi corazón desde los añicos más ridículos. Y llevarme con ella a aquello que solíamos llamar casa. 

A las altas horas de la noche, me despido al fin del día que besó a su muerte. Bajo el ambiguo hechizo de la oscuridad, la nostalgia de las voces propagadas de Bon Iver y el eco lejano y solitario de guitarras eclipsa cualquier sonido en una madrugada sonámbula. Aunque en ocasiones sienta que el día no fue lo que esperaba, todo acaba cuando al abrigo de esa oscuridad apenas corrompida por las luces de la ciudad que se aventuran a colarse por la angosta rendija entre las cortinas, antes incluso de escalar la barrera del redil de la realidad, desato mi espíritu. Dejo que planee libre, a acompañar a esos a los que tanto extraña imaginando aquello con lo que estarán aún ocupados; llama a la puerta de los sueños de los que quizá se encuentren ya embelesados por el encanto de los cuentos oníricos narrados por Morfeo cada noche, para así hacerles compañía en el inverosímil relato. 

 Aún con agotamiento de nuestra esperanza, todo cesa bajo esa capa de frío negro, lienzo sobre el que podemos pintar en blanco aquello que perseguimos cada día, y a lo cual nos acercamos imperceptiblemente pero sin la más exigua tregua...



Sweet dreams till sunbeams find you,
Sweet dreams that leave all worries behind you.
But in your dreams, whatever they be,
Dream a little dream of me...






sábado, 28 de enero de 2012

What do you go home to?

 While you're reading...



 
De vuelta al regazo familiar y cálido de las palabras, sea como sea, más tarde o más temprano, recorro de nuevo vehemente el camino hacia el abrigo consolador y reconfortante, a la descompasada melodía comprensiva de las letras que nacen y se reúnen a veces más tranquilamente, a veces a borbotones. Palpo en el aire una canción mientras mi mente extiende como una alfombra polvorienta sobre el suelo una línea del tiempo de mi propia vida, cuyas ramificaciones se extienden a partir de un nudo, una unión hacia diferentes vidas paralelas. Su sombra abstracta se me figura ahora como un arbolito, con una corteza aún joven, que aún no es áspera. Cada una de sus raíces curvas tallan la línea que está en el medio, un tronco cada vez más tenaz que sigue hacia adelante a cada segundo que transcurre, con el tic tac perfectamente métrico de las gotas de un grifo mal cerrado.

Algunas raíces que parten de un punto preciso han ido creciendo con tanto vigor que se dilatan en la misma dirección que el tronco al que se unieron, ramas supervivientes, de color vida. Otras en cambio permanecen atrás, secas en el comienzo de esa estría del tiempo, desde donde no avanzaron ni lo harán ya jamás, encogiéndose en sí mismas, muertas. Imagino que no era este el tronco junto al que tenían que florecer ni eran esas las ramas que debían ascender junto a él. No tenía que pasar.

Las semanas se escurren astutamente por la rendija de la puerta, y si la cierro se las ingenian sin causar trabas para aventarse descaradamente y aparecer al otro lado, como cuando pasan una nota por debajo de la puerta. O más bien una hoja del calendario. Quizá por culpa de esa delicada astucia ni siquiera sea consciente de las alteraciones, quizá todo acontezca últimamente  de forma tan natural y fluida que solo desempañando con la mano la ventana ya fría de un pasado, lo justo para asomarme un instante y que vuelva a empañarse con avidez, advierta la mudanza de la realidad, y divise claramente las desviaciones que fui tomando. Bifurcaciones que fui juzgando sobre la marcha. Y en lo que se convirtieron nuestras vidas. Pasado de largo ese momento, ese breve segundo en que volví a ser quien, donde y cuando era, olvidando durante esa breve improvisación todo lo que ahora me acompaña, tras ese soplo ilusorio, de nuevo todos los recuerdos de una sola sonrisa achispada hicieron resurgir una a una las miradas como ondulantes llamas que se insinúan, los parajes, los olores y los sabores de un jugoso aliciente que robustece, los recuerdos del presente. De lo que una vez asomó y aún ahora perdura, de esos tímidos brotes que se tornaron en ramas férreas y que prosperan a la par. Tenía que pasar.

Ya no quiero vivir con los temores, que prefiero entregarme a la ilusión y lo que creo defenderlo con firmeza, sin historias que me abulten el colchón…

Tal vez todo haya estado siguiendo su curso mansamente, pero todo en mí se prepara para la lucha. No obstante me tomo mi tiempo, cazando fuerzas, avivándome pacientemente, rogándome  a mí misma antes que a nadie un susurro constante y repetitivo, un grito destemplado difícil de ignorar: déjame equivocarme.

Y si un día me siento transformado y decido reorientar la dirección tomaré un nuevo rumbo, sin perjuicio, porque en el cambio está la evolución…

Déjame crecer, déjame fraguarme con el patrón de mis medidas, déjame decidir qué figuras tallar en mi tronco del tiempo. Déjame cerrar puertas, déjame dejar y déjame abrazar, déjame afrontar y ser quien yo quiero llegar a ser. Déjame superarme y déjame confiar. Déjame extender mis alas. Déjame sentir que soy capaz.  Déjame que sea yo quien desabroche mi nueva etapa.

Que mi camino se encuentre iluminado, que la negrura no me enturbie el corazón, discernimiento al escoger entre los frutos, decisión para subir otro escalón, vivir el presente hacia el futuro, guardar el pasado en el arcón…




Déjame su mano en el camino…