sábado, 31 de marzo de 2012

When putting yourself in your shoes


While you're reading... 



Como de costumbre, una noche más para recrearme salpicando letras. En la quietud vibrante de la madrugada, todo comienza. Todo parte de ese silencio expectante, cada nacimiento tiene lugar fruto de esa ceguera intangible, el sol, la vida misma, las palabras. El origen, el primer rastro y el último desde el mismo punto de partida. De la negrura solo es la luz quien aguarda brevemente con el valor de echar a caminar. Oscila su parpadeo con timidez curiosa antes de adquirir confianza y, con una inclinación de cabeza, extender los brazos, las palmas desnudas y descaradamente descubiertas a ambos lados de su cuerpo desenfocado, concediendo lucidez y esperanza en derredor. Y en medio de la oscuridad más espesa, es donde la sola raíz del primer reflejo que brota resplandece con un brío más lustroso. Todo mana de las sombras de una noche.

En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.
Khlalil Gibran

En esta habitación que hoy me ampara, es el reloj el único delator, mudo me anuncia la suma de los minutos que se suceden ordenadamente, constantes. Los días borrosos amontonados en una pila envejecen grisáceamente y cumplen años, como nosotros. El tiempo, severo, no indulta un segundo. Nuestro tiempo se culpa a sí mismo de un color polvoriento casi imperceptible hoy y todo aquello que los días cargan quejumbrosos a la espalda se bifurca en situaciones a las que plantar cara de un modo u otro. Oportunidades para concebirnos de nuevo. Para prestar atención a esa otra voz imponente y guarecida que hace preguntas, y a la que se es incapaz de embaucar.  Ese susurro me interroga cada día el por qué de mis pautas, me solicita comprensivo explicaciones y yo no puedo negarme a ofrecérselas, aunque en ocasiones las respuestas no sean fáciles de admitir. En numerosos capítulos, ese rumor intrínseco ha conseguido encauzarme en veredas de reflexión en lo más interior de mí misma, atreviéndome a declararle con toda franqueza y no sin cierta suspicacia todos mis secretos; siempre consigue ver a través de mí y las mentiras son para ella puramente caducas. 

¿Quién es ella? ¿Soy yo? En verdad, creo que ella no es más que el flanco más obstinado y sensato, astuto y perspicaz de esa identidad con la que estoy cumpliendo. ¿Mi cara más racional y matemática? ¿Antagonista del perfil más visceral? ¿Se trata de una antítesis o no es más que una de las piezas que tejen esa dualidad instintiva? ¿Tengo que llegar a una respuesta certera? ¿Puedo? Más bien, no. Mejor me limito a derramar un diálogo sin salida conmigo misma, alcanzando como único desenlace que no hay duelo más arduo e interminable que el que persiste cuando, en mitad de la soledad, el rival se presenta desafiante al otro lado del espejo.

If I keep holding out
Will the light shine through?
Under this broken roof
Its only rain that I feel
I’ve been wishing out the days
Come back…

Cada día ofrece todas aquellas señales que esperamos encontrar, aquella contraseña que nos descifre el mensaje que nos revele el camino a seguir. Pero cuando se muestran tendidas ante nuestros ojos decidimos decantarnos por la cobardía y la conformidad, y esa ignorancia asume el papel de barrera para reconocer las pistas no tan secretas. Solo hay que callar y percibir el sonido del manantial fresco que perseguimos cuando el calor sofocante alterna entre la existencia y el delirio. Sin embargo, no son más que unas trazas que inspiran la respuesta ya sembrada en lo más oriundo del palpitante espíritu, a caballo con el albedrío innato de ejercer de guía de nuestro propio ritmo y destino. 

Asomada a la ventana, desde donde se encuadran monumentos visitados por más de medio mundo, tomo conciencia del tiempo y el espacio, sintiéndome casi tan pequeña como cuando las estrellas terminan por gastarse de tanto ser contempladas. Mimada en mi propia quimera, deambulo por las calles de París desembalando rincones y hallando mi propia esencia a cada paso. Blanco de algunas miradas perecederas, desconocidas;  forastera y anónima, libre entre la indiferencia de la corriente de pasos, raspando el placer. Doy rienda suelta a esa conversación disfrazada de silencio hasta que todo el mundo enmudece ahí dentro y me parece sentir una aguja que no duele, un calmante…

But the strangest thing today
So far away and yet you feel so close
And I’m not gonna question any other way
There must be an open door
For you ­–to come back

Como sirviéndome de una red, logré que con la cámara aquella sonrisa quedase apresada en una fotografía, en el preciso instante en que ese alborozo cruzaba fugazmente, como un rayo, sus ojos transparentes, mientras al fondo las gélidas olas del mar se arrimaban y retrocedían enseguida dubitativas y arrepentidas una vez y otra. Una pieza más de las constelaciones dispersas por estas paredes, ocupa un lugar junto a todas las demás, pero es inútil engañarme. Puedo rodear esa fotografía de todas las demás, puedo abandonarla entre todos los tiestos de este cuarto. Siempre es la primera con la que tropiezo porque debe ser la primera que quiero encontrar.

Su voz se apaga y ya ni siquiera llega a mí el sonido de su atmósfera, y tontamente aprisiono el teléfono como si ese fuese el modo de traerlo de vuelta. Mis ojos se cierran por no contemplar su ausencia, mi carencia. 

And every night when I’m waiting for
The real possibility that I may meet you in my dreams
Sometimes you're there and you're talking back to me
Come the morning I can swear that you're next to me

¿Pretendía escribir sobre ello esta noche? No. No guardaba más intención que la de apoyar no solo la cabeza, sino sobre todo el corazón, en el regazo de las letras y consentir que uniones dispares contasen alguna sensación novedosa, que fuesen las palabras quienes me eligiesen a mí. Quizá por ello, por confiar más el peso del corazón, mis palabras descubran lo que de hecho revelan. O quizá la verdadera importancia resida en aquello que solo se deja entrever entre líneas, todo lo que no puede ser pronunciado.  La certidumbre que hoy late y que podría no haber retumbado nunca con su primer latido. Un camino muy diferente, dos vidas divididas y jamás convergidas en el mismo vértice. 

I need you, come back, come back…




Una posibilidad que, afortunadamente, desconoceré por siempre…







1 comentario:

  1. Podrían salir tantos comentarios de esto que ninguno seria mas correcto o incorrecto que el otro, siempre haciendo alusión a la pasión, sinceridad y dulzura de cada una de tus palabras, pero ninguno haciendo siquiera justicia a lo que realmente pasa por mi mente al releer muchos de los fragmentos que hacen que mi corazón recuerde momentos infinitos en el tiempo con cada palpito, que, cada vez mas fuerte, retumban en mi pecho con el sonoro eco de tu imagen

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