domingo, 3 de octubre de 2010

It's written

While you're reading...



De nuevo en el tren, sentada en la misma disposición que aquel día. Me encuentro, como siempre, escuchando canciones que crean una confortable armonía con mi melancolía. Me ayudan a sentirme, en cierto modo, comprendida y reflejada en notas que transmiten las mismas emociones antes despiertas en otras personas. No sirve de nada intentar erigir un ánimo que no existe, así que no pienso buscar refugio en melodías alegres. Debo aprender a aceptar la tristeza y así, en su momento, dejarla atrás. Mientras, el paisaje pasa velozmente y me hace recordar cómo pasaron los meses.

Al subir al tren me he dado cuenta de que me había olvidado una bolsa donde llevaba algo de comida, mi cordón de cuero y el paraguas de mi padre. Lo lamento en especial por esto último y por la reprimenda que vendrá después, pero no es lo más importante que he perdido hoy. Aquel día, en el que nuestras vidas se cruzaron por primera vez en aquel tren, curiosamente también olvidé allí un paraguas de mi padre… Qué irónica es la vida. Todo empieza y acaba en el mismo lugar.

Nunca me cansaré de repetir lo incierta que es la vida. No nos imaginamos cómo puede girar de manera tan vertiginosa. Una noche puede pasar algo inesperado que te cambie por completo, o que haga comprender lo que está sucediendo delante de tus ojos y te ayude a abrirlos y contemplar la realidad por ti misma.

No cambiaría nada si tuviese la oportunidad. En absoluto. Volvería a vivir y a sentir cada segundo tal como lo he estado haciendo, no tengo mayor tranquilidad que haber disfrutado del camino sin pensar en la meta. Me siento afortunada por estos meses que pasaron, porque durante ese tiempo ha emergido del fondo lo mejor de mí, haciéndome feliz solo con sentir lo más puramente humano, sin esperar lo mismo de vuelta como siempre solemos hacer. Incluso siendo algo que no se puede pedir ni exigir a nadie.

Y en circunstancias así, se valora la vida. Se valora que seamos capaces de reír, llorar, sentir que somos vulnerables y somos fuertes, que estamos vivos. Valorar todo y todos los que nos rodean, siempre ahí, incondicionalmente.


Todo ocurre por una razón.



No hay comentarios:

Publicar un comentario